Reporte de una travesía inicial
Un proyecto anclado en la poesía, el video arte, el land art, la cartografía y la bitácora.
La búsqueda del primer poema de América es un proyecto transdisciplinario en curso desde 2020, con proyección hasta 2027. Su objetivo es investigar, observar y documentar manifestaciones poéticas y artísticas en el paisaje natural y ancestral de la Patagonia, desde una mirada que combina poesía, antropología, video arte, land art y formas alternativas de lectura del territorio.

Inspirado en el Manifiesto Omnipoético (Rothenberg y Taboada, 2021), este proyecto parte del diálogo con el poeta y antólogo norteamericano Jerome Rothenberg (1931–2024), quien en su serie Poems for the New Millennium (U. de California, 2000–2024) propone una poética expandida, en la que lo humano y lo natural se entrelazan. En su obra The Serpent and the Fire: Poetries of the Americas from Origins to Present (2024), Rothenberg sugiere que el primer poema de América podría encontrarse en las cuevas con inscripciones paleográficas de la Patagonia, desde el paralelo 40 hacia el sur. Allí, el arte rupestre y las marcas del tiempo habrían dado origen a una expresión poética que antecede al lenguaje escrito.
Este proyecto entiende lo poético como un gesto ancestral que trasciende lo verbal. Es un acto que se imprime en la materia del mundo: roca, viento, agua, hueso, pluma. En ese gesto se cruzan la lengua humana y los elementos, y es en esa intersección donde surge la posibilidad de leer el paisaje como poema.
Herramientas de trabajo
La metodología combina exploración territorial con una lectura poética de los elementos naturales y culturales del paisaje. Las herramientas de trabajo incluyen caminatas, registros audiovisuales, mapas de la intuición, escritura de bitácoras, observación de avifauna, reconstrucción de trayectos ancestrales y una interpretación poética de hallazgos arqueológicos y geológicos.

El territorio es abordado como un libro geográfico que se lee desde la biología, la geología, el clima, la historia, pero también desde lo poético. Esa lectura busca reconocer inscripciones en soportes naturales que puedan ser entendidas como poemas primordiales, como gestos artísticos que no se originan necesariamente en la intención humana, sino que emergen del encuentro entre cuerpos, climas, minerales, animales y fuerzas tectónicas.

Un ejemplo de esta aproximación es el estudio del “Corredor Paleobiogeográfico Occidental Sudamericano”, una ruta anterior a la ocupación humana, donde se han hallado restos de primates platyrrhinos que datan del Mioceno. Esos rastros dentales, visibles solo con microscopio electrónico, son interpretados como un “poema molecular” de desplazamiento y supervivencia11. A pocos kilómetros de ese corredor se sitúa la ficción de la novela Paralelo 53 Sur (Juan Marín, 1941), generando un montaje donde un poema arqueológico y una obra literaria humana coexisten en un mismo territorio, separados por millones de años. Traslapes como estos existen con otras artes, el cine, las artes visuales, la literatura, la música, lo que nos lleva a buscar diálogos o a interpelar a autores como Bruce Chatwin con su crónica sobre Patagonia y Joseph Emperaire con su estudio de los pueblos canoeros y su visita a la cueva de Fell. Pero también al Canto de los ríos que se abrazan de Raúl Zurita, la crónica Falsa Calma de María Sonia Cristoff, la recopilación de cantos de Beatriz Pichi Malen, el deseo del viaje como lo explica Michel Onfray, los poemas sobre la extinción Selk’nam de Carlos Trujillo y la Tierra sin Fuegos de Juan Pablo Ríos, El Botón de Nácar de Patricio Guzmán, la propuesta visual del grupo Nahuelpan. La lista es muy extensa y nos sirve como un marco referencial, pero como una comunidad transdisciplinaria de discusión ante la cual (ante sus obras) exponemos nuestros avances y reflexiones.
Así, la búsqueda del primer poema de América no se limita a rastrear inscripciones rupestres o restos materiales, sino que se abre a la posibilidad de leer el mundo como una gran matriz poética en continuo movimiento donde participa un caudal de voces.

Quizás lo central es que desarrollamos una suerte de pensamiento y observación que se desarrolla mediante el desplazamiento. El desplazamiento es una práctica artística y un ejercicio de reflexión. Caminar, viajar, registrar: cada movimiento construye una forma de conocimiento que escapa a los marcos rígidos de la representación tradicional. El territorio deja de ser una superficie fija para convertirse en un campo de relaciones móviles. Esta forma de aproximarse al espacio implica una doble cartografía: por un lado, los mapas racionales, que ordenan, jerarquizan, trazan límites; por otro, los mapas de la experiencia, que se construyen con el cuerpo, el tiempo y también los mapas de la intuición, una cartografía que va más allá de la percepción. Trabajamos desde esa tensión: registrar sin capturar, recorrer sin clausurar. Buscamos una relación más porosa con los lugares: no para representar lo que ya está, sino para activar lo que podría emerger de la memoria, de la sensibilidad y de la experiencia. En este sentido, el registro audiovisual, el poético, el trazado de mapas y recorridos, se transforman en una ventana en movimiento.
Avance del proyecto: reporte de una travesía inicial
La travesía general se organiza en seis zonas, distribuidas entre el paralelo 53 sur y lo que el grupo ha nombrado “paralelo Setebos”. El trayecto va desde el Pacífico (Golfo de Penas) hasta el Atlántico (Puerto Deseado), siguiendo el rastro de antiguas culturas, rutas animales, huellas geológicas, restos arqueológicos y el flujo natural de los elementos en el paisaje, como los cursos de agua, la dirección de los vientos planetarios, la ruta de las piedras errantes en su descenso desde la Cordillera a la Costa desde épocas glaciales, entre otros.
Zonas de exploración:
- Paralelo 53 sur: lechos de ríos y quebradas.
- Paralelo Setebos: Golfo de Penas, península de Ofqui y paso de los canoeros.
- Paralelo Setebos: cuenca del lago General Carrera y cordillera de los Andes.
- Paralelo Setebos: cañadones y cuenca del río Pinturas.
- Paralelo Setebos: ríos patagónicos hacia Puerto Deseado y el Atlántico.
- Punto triple: el encuentro de tres placas tectónicas en el paralelo 43 sur como fuente de donde emanan todas las manifestaciones que componen ese primer poema.
Hasta ahora se han realizado dos travesías:
Primera travesía (diciembre 2023)

Se exploró la zona 1, hacia el río Cy Aike (52.0541 S, 70.1288 O), cerca del Atlántico, en la frontera entre Chile y Argentina. Fue una expedición inicial de observación del territorio, centrada en reconocer formas del paisaje que pudieran ser leídas como inscripciones poéticas: huellas, marcas, sonidos, silencios.
Durante esta travesía se trabajó en llanuras, en el lecho del río, asentamientos ancestrales y de colonización, en las inscripciones paleográficas de la Cueva de Fell, adoptando un enfoque distinto al de la arqueología o la espeleología convencional. A diferencia de estas disciplinas, que suelen dar la espalda al horizonte para centrarse en el análisis interno, nuestra aproximación se situó en el umbral de la cueva, contemplando el mundo exterior como si fuese el texto original que dio origen a las figuras en las paredes. Se trató de una lectura inspirada por el paisaje, donde la cueva se convierte en un observatorio poético, y las inscripciones, en huellas del pensamiento primordial.
Fragmento de la bitácora:
“13 de diciembre de 2023, llegamos a la Estancia La Portada y desde ahí, inmediatamente, seguimos el curso del río en dirección a la Cueva de Fell. Las nubes proyectan sombras que pasan rápido por las pampas. El viento persevera con fuerza y un sonido ensordecedor. Unos roqueríos de lava que surgen en el terreno ondulado son un descanso para los oídos y para el cuerpo que está obligado a desplazarse en una constante diagonal de fuerza. Las nubes son las únicas que no ofrecen resistencia alguna, se dejan pastorear por la velocidad helada del viento. En el poema America a Prophecy, de William Blake, se presenta un continente imaginario porque el poeta nunca cruzó el Atlántico. Pero el continente de sus versos, más que una tierra de fantasía, es una presencia espiritual. Quizás ese poema con sus grabados puedan ser uno de los puntos de partida para nuestro viaje. Ese poema traza un territorio donde los elementos naturales terminan drenando al autor de todo su ímpetu vital. El territorio tiene agencia, el mar austral es el que da curso a la acción y a su vez parece beber del alma humana hasta agotarla. Caminando rumbo a Fell, expuestos al viento suroeste, el cuerpo se encorva y al mirar al suelo vemos como tiemblan las orquídeas diminutas que crecen a ras de suelo. Caminar cuesta, pero a la altura de las flores diminutas toda resistencia es más efectiva. Blake nunca hizo esta caminata, pero representó con fidelidad las fuerzas a las que el cuerpo humano enfrenta aquí en el paralelo 53 Sur. Las puertas de la imaginación son abiertas por el lenguaje. La poesía es el vehículo que permite abrir un umbral. Abrirlo , atravesar y luego navegar al otro lado, ese tránsito es la travesía. Nosotros avanzamos rumbo a la cueva de Fell, pero no vamos a concluir la caminata en las paredes rocosas con pinturas rupestres. Buscamos con el lenguaje, con la poesía de la caminata, ese umbral que es la entrada a la cueva. Cruzamos ahora el afuera compuesto por llanuras y quebradas que se hunden hacia el río. Aquí, en la explanada, los paredones que ha socavado el río en su paso, protegen la vida. Pero esa protección no alcanza para resguardarnos de nosotros mismos. En la oscuridad de la caverna, la ceguera del hipotálamo, llevamos nuestros propios monstruos (los vientos huracanados interiores). No importa cuantos siglos de civilización llevemos a cuesta, el ser humano no puede extirpar su deseo de ser cobijado por la penumbra de la caverna. Nosotros, en cambio, insistimos en la caminata flanqueados por el viento, encorvados, tiritando como flores minúsculas en estos llanos que parecen suspendidos sobre el horizonte.”
Segunda travesía (noviembre 2024)

Se recorrieron las zonas 3 y 4, desde el sitio arqueológico La Tina en la cuenca del Lago General Carrera (46.55 S, 72.04 O) hasta la cuenca del río Pinturas (47.15 S, 70.65 O). En este trayecto se cruzaron territorios con evidencia de paso de comunidades trashumantes y se documentaron marcas culturales, formaciones geológicas y trayectos animales. Se trabajó con cámaras, bitácoras, dibujos, mapas de la intuición y observaciones a pie.
Aún quedan pendientes las exploraciones hacia los extremos oceánicos del proyecto: el Golfo de Penas (zona 2) y Puerto Deseado (zona 5), así como el estudio del encuentro de tres placas tectónicas —la de Nazca, la Sudamericana y la Antártica— (zona 6) que, en su negociación de fuerzas geológicas, podrían ser consideradas como el “ur-poema”, es decir, aquella impronta fundacional que antecede al primer poema.
Fragmento de la bitácora:
“27 de octubre de 2024, al bajar por la pared norte del cañadón podemos mirar con distancia y perspectiva todo el cajón con sus farellones que caen al curso de agua. Al otro lado, en la pared opuesta, está el sitio de la Cueva de las manos. Desde arriba uno compara de memoria la escena actual con las fotos del sitio en las primeras exploraciones de Carlos Gradin. El bosque de sauces está más extendido y notablemente tupido. Ahora es sin duda un bosque, antes era tan solo una ceja. A medida que descendemos nos damos cuenta lo denso que es su follaje. Desde arriba vemos queltehues volando sobre las copas y, a medida que nos acercamos, en el pasto suave que se extiende desde los límites del bosque hasta la orilla del río, vemos varias parejas de caiquenes. Nos echamos en una playa de arena fina y escuchamos un catálogo completo de pájaros que se confunde con los quejidos de las ramas bajo el viento que arremolina las copas de los sauces. Foschino quedó atrás en la caminata. Escogió una roca al borde del precipicio para instalar su cámara y grabar a esa masa verde agitándose como si fueran olas. El viento del suroeste, al encajonarse en los cañadones, parece que se parte en tres y llega con el peso de la arenilla que recoge en las llanuras áridas. Al bajar sopla en tres direcciones diferentes que parecen confluir directamente en las fosas nasales. Aquí abajo estamos en un refugio que parece existir en otro tiempo. Apreciar el bosque es convertirse en un pájaro, volar por un ramaje que baila constantemente con el viento dividido, una danza que parece responder al canto de los caiquenes bien alimentados de la orilla.”
Lectura integrativa
Las travesías, lecturas, caminatas y registros han generado una serie de materiales que documentan y encarnan la propia huella del proyecto: piezas audiovisuales, poemas, bitácoras, mapas no convencionales, dibujos, gestos. Este conjunto se articula desde el punto 9 del Manifiesto Omnipoético: “Omnipoetics es un esfuerzo contemporáneo de proyectar una nueva y primordial conciencia del todo”.
Entendemos lo poético como una experiencia de expansión continua, un tejido que une ciencia, arte, pensamiento, percepción y afecto. En el punto 2 del manifiesto se habla del “simposio del todo”: una plataforma de diálogo donde lo poético opera como lenguaje transversal, capaz de cruzar fronteras culturales, disciplinarias y materiales.
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Integrantes del equipo (en orden alfabético):
Amelia Bezard: observación de asentamientos.
Alejo Contreras (QEPD): expediciones a zonas extremas.
Gianfranco Foschino: video arte y exploración.
Javiera Infante: territorio y mapas.
Alejandro Lederman: cartografía sonora.
Justo Pastor Mellado: exploración bibliográfica.
Jean Paul Olhaberry: ilusionismo y aproximaciones divergentes.
Ariel Florencia Richards: diálogo con las artes.
Morgana Rodríguez: logística y planificación.
Rodrigo Rojas: poesía, fauna y bitácora.
- Novo, Nelson M. y Fleagle, J. “New Specimens of Platyrrhine Primates from Patagonia (Pinturas Formation, Early Miocene)” AMEGHINIANA, junio 2015. Plantean que este hallazgo de caninos “representa solo una imagen de la historia evolutiva de los monos del nuevo mundo” ↩︎